Directora Liceo Valentin Letelier:»Si un establecimiento muestra buenos resultados, ¿Por qué no otorgarle mayores niveles de autonomía en el desarrollo de sus planes?»


Mi voz en esta ceremonia estará dirigida a   cuatro actores fundamentales en todo acto educativo.  En primer lugar, por supuesto, dirigiré  un  mensaje a los niños y niñas, que hoy han sido investidos con su piocha valentiniana.

En muchas culturas se hace ceremonias de transición entre la niñez y la juventud. Estas simbolizan un salto de una etapa de vida a otra.  Queremos que u sientan que las  emociones vividas hoy, demuestran  que ustedes han dejado, de ser  de ser niños, en muchos aspectos,   ahora son preadolescentes que por primera vez en sus cortas existencias, han asumido un compromiso  con su futuro.

Sus padres –aquí presentes- a quienes hemos vistos contentos y orgullosos,  nos han  confiado la delicada misión de contribuir en su modelamiento y formación,  los padres comprenden la importancia que la educación tiene en el desarrollo humano.

En el transitar  por nuestras aulas,  crecerán y se convertirán en adolescentes que pronto ingresarán a la educación superior en cualquiera de sus formas.   Han dejado sus escuelas, donde se cobijaban bajo un solo maestro y ahora  gradualmente se han  tenido que adaptar a diferentes voces, ritmos y   estilos de la maestría. Todavía algunos de ustedes  se desorientan en la inmensidad de los patios, pero siempre hay personas preocupadas de ustedes, ellos son sus profesores y los  asistentes.

 

Tenemos la certeza  que una forma para lograr objetivos en la vida, es visualizándolos previamente, esforzándonos y enfocándonos en ello. Este liceo  pretende desarrollar y potenciar en ustedes, tres valores estratégicos: la Responsabilidad social,  la perseverancia y  la fraternidad,  porque sabemos que sin responsabilidad y perseverancia las metas se tornan difíciles.  También sabemos que, sin una buena dosis de tolerancia, es difícil aportar en la construcción de una sociedad más pluralista acorde con los tiempos actuales y porque sabemos que sin practicar los valores anteriores, no es posible convertirse en los líderes del futuro que nosotros soñamos sean ustedes.

 

 

 

 

En segundo lugar, mensaje a docentes y autoridades educativas.  Breve análisis.

El año 2010, ingresamos al proyecto bicentenario, cuyo foco estaba en impulsar cambios culturales en los liceos, asociado a  la búsqueda de la excelencia y el levantamiento de altas expectativas.  El proyecto  agrupaba a 60 establecimientos  a lo largo del país, hoy  son más  40  mil los alumnos beneficiados con esta política educativa orientada a rescatar niños y jóvenes talentosos en un acto de justicia social al entregarles educación pública  de calidad.   La meta central era  ambiciosa,   porque  perseguía:   integrar el 10% del puntaje superior en el SIMCE y ubicarse en el 5% de los puntajes más altos en la PSU obtenidos  por los liceos públicos del país.  Un gran desafío al cual estamos abocados, tarea difícil, pues obliga a repensar  el sentido y sello  de nuestro proyecto  educativo.

Cada cierto tiempo surge la necesidad de hacer reformas educativas que buscan un mejor desarrollo económico y social, no hacerlo imposibilita el avance de un país.   Sufrimos de retraso  y de una severa   inequidad en todos los niveles, en medio de una sociedad que enfrenta los retos  de la globalización,  y que  aspira a alcanzar el desarrollo. Nuestro país debe dar un salto cultural para dejar de ser un productor de materias primas cuya característica está en la producción con  mano de obra barata y no calificada.

El Linares de hoy, nuestra tierra encantadora- sería distinta si su población  tuviese más años de formación académica lo cual ayudaría a la disminuir  la  segmentación social. En este importante punto, se centra  el gran reto del Chile actual. Quiero decir, que existe la necesidad acuciante de mejores políticas públicas y de encontrar una estrategia de financiamiento, con modelos de desarrollo que impulsen mayor productividad, pero con mayor equidad.

 

 

La actual reforma en curso, está tensionado el sistema escolar.  En la práctica y  en el  levantamiento de  eslóganes de  una mayor inclusión y diversidad. Cabe preguntarse:  ¿Dónde puede haber  mayor inclusión y diversidad, que  en un liceo público que atiende a los hijos de las familias esforzadas de nuestra comuna, esto nos lleva a la pregunta de fondo:  ¿Cuáles son los retos esenciales de nuestra educación para los próximas décadas?.

Si bien nosotros creemos que es necesario avanzar hacia una mayor equidad, también la experiencia acumulada de tantos años, 140 cumplidos el 19 de abril pasado, han demostrado que la ecuación buenos profesores, buenos estudiantes no siempre es sinónimo de buenos resultados, se requiere mucho, mucho  más que eso.

La excelencia –como todos sabemos- en un hacer centrado en la calidad.  La excelencia no la componen solo los mejores  estudiantes de una cohorte; la excelencia la construyen las personas, por lo tanto cada miembro de la comunidad valentiniana está llamado a ello, queremos resultados de excelencia, por eso es que nos esforzamos  por desarrollar procesos de excelencia y de excepción.   La calidad educativa tan buscada, radica en gran medida en las competencias docentes –las investigaciones muestran que  después del liderazgo directivo,  el factor intra-aula es lo  que mayor peso tiene sobre los resultados de los estudiantes.  Por eso estamos orgullosos, de que recientemente en la última prueba AVDI  (Asignación variable de desempeño individual), 12 maestros valentinianos hayan aprobado  de forma sobresaliente  esta medición.  Son los profesores lo que pueden hacer la diferencia, es en  el aula donde se juega la calidad del proceso educativo.

 

Si cada liceo representa una cultura y una realidad específica es evidente que se requieren distintos  espacios de desarrollo, puesto que obviamente es diferente una escuela en  la pre cordillera,  a una escuela emplazada en el centro de Linares, no solo por el carácter  rural o urbano, sino porque los niños que allí llegan tienen un capital cultural distinto, con diversas necesidades que atender.

 

Se sabe que el lenguaje construye realidades. Se han fijado –ustedes- que hay  palabras o conceptos que  no nos  agradan.  Particularmente me desagrada la palabra intervención – ya explicaré porqué-  Me desagrada porque cada vez que un colegio  es intervenido por fuerzas o programas externos, se está debilitando su propia identidad.  Yo confío la capacidad creadora de los profesores, creo en su buen juicio, valoro su sabiduría  producto de la experiencia, por tanto cada liceo puede, no me cabe duda- junto a sus equipos técnicos y directivos,  encontrar sus propias respuestas y caminos.

Se requiere entonces,   una  mayor autonomía versus “el” accountability, es decir, si un establecimiento muestra  buenos resultados, ¿Por qué no otorgarle mayores niveles autonomía en el desarrollo de sus planes?. Esa es la estrategia implementada en los países con mejores índices de calidad educativa, es el caso de Finlandia, Singapur, Inglaterra o Nueva Zelandia,  en que  el estado otorga autonomía de acuerdo a una  cuenta pública anual, si el colegio no responde a los estándares esperados, el colegio recién,  entonces- se interviene con programas externos de apoyo.

En el contexto actual,  tanto la estandarización de los niños,  la homogeneidad de los establecimientos es a todas luces un despropósito, que turba, confunde  y distorsiona la verdadera misión que cada escuela o liceo en particular ha construido,  pues se debe entender que cada escuela tiene una personalidad propia.

 

En tercer lugar quisiera dirigir unas breves palabras a los padres y madres, de quienes necesitamos sean, nuestros socios estratégicos.

Ustedes padres y –las madres- son las protagonistas en las reuniones de apoderados-  son los continuadores de la tarea educativa del colegio.  Conversen con sus hijos, pregunten interesados por sus gustos,  avances o dificultades, dedíquenles tiempo… ese recurso tan escaso…  Con maneras sencillas podemos hacer tanto!!.  De  esa forma se sentirán tomados en cuenta,  acompañados, queridos,  recuerden que el amor es la única emoción que abre los canales del entendimiento.

 

 

Queridos alumnos, les decía que – nosotros pretendemos formar  en ustedes los líderes del mañana.  El liderazgo es siempre un poder emergente que surge desde la base de la organización y obtiene legitimidad gracias a la relación personal que se establece con los seguidores.  Ustedes pensarán ¿Qué significa esto?. Significa que  el liderazgo no descansa en el cargo o  en la formalidad, sino en la calidad de las relaciones humanas que  somos capaces de establecer  con los demás.  Por tanto, deben colocar todos sus esfuerzos por convertirse en buenas personas, esto, ciudadanos responsables, generosos,  creíbles y respetuosos de las ideas de los demás.

 

 

Ustedes, Queridos  niños  y niñas,  pasarán a la historia como la cuarta generación alumnos  bicentenario, aunque ya han pasado 139 generaciones anteriores, ustedes al igual que ellos, deberán ser la luz, el faro que rija los destinos de nuestra patria.  Muchas gracias.