Maestros excepcionales: Todos valentinianos


Maestros excepcionales:  Todos valentinianos.

Cuando llegué a este liceo el año 2011, me dediqué primero a observar, formar opinión, luego intentar conocer y aportar al desarrollo de la cultura organizacional. Con aciertos y errores, ese ha sido mi empeño. Fue emocionante encontrar entre los profesores, personas que fueron mis maestros en el liceo: Natalia Mora, Carlos Villar y Carlos Salinas. Natalia, hizo su primera clase de economía en mi curso, sigue siendo la misma persona: Estructurada, minuciosa y enérgica. Carlos Villar, hacía experimentos en sala, (No había laboratorio), se esforzaba porque entendiéramos las leyes de Newton, era risueño y nos dejaba tocar música con una pequeña orquesta improvisada que yo lideraba. En las clases de matemática, les juro, que traté de aprender a despejar X e Y; pero en mi mente alocada de chiquilla inquieta, me preguntaba: ¿Por qué no puede ser U, O, R? parece que mis inhabilidades matemáticas ya estaban en ciernes… hoy día digo: ¡Gracias a mis maestros (as) del Liceo de Niñas B-27 de Linares!.
Han pasado cinco años, en que el liceo ha vivido momentos de alta tensión, tristezas por la partida de algunos, alegría por la incorporación de nuevos integrantes y satisfacción por las metas académicas, deportivas y culturales; lo cierto es que cada año ha sido una oportunidad para iniciar nuevos desafíos. Todo este cambio y que parece ser una constante de nuestros tiempos, ha sido posible gracias a la acción de cada profesor valentiniano. Porque hay una impronta, una imagen social y cultural construida gracias al aporte de cada docente, el desafío está en proteger esa impronta. Porque un profesor Valentiniano, valora, honra y respeta su condición de maestro excepcional; eso lo saben las familias de nuestra comuna y provincia. Porque gracias a la búsqueda incansable de la excelencia, estamos logrando la visión declarada en nuestro PEI.
No olvidemos nunca el ciclo de la vida, tenemos las herramientas para modelar juventudes, bajo la impronta valentiniana, que busca incansablemente la excelencia, la perfección, el hacer superior, la areté de Platón y Aristóteles …