SASCKA FIERRO OBTUVO TERCER LUGAR EN CONCURSO COMUNAL DE POESÍA

Como una gran participación fue calificado el tercer lugar de la estudiante de 2 ° A Sascka Fierro en el concurso de poesía organizado por la Municipalidad de Linares y La Biblioteca Francisco Mesa Seco. En este certamen participan colegios de toda la comuna a nivel de enseñanza básica y enseñanza media.
Sascka participó con la creación de un poema inspirado en la vida de Jorge Teillier y de su corriente poética llamada Lárica. En palabra de la estudiante dijo que “primero quiero decirle que la razón por la que escogí homenajear a Jorge Teillier es porque desde que lo conocí, me gustó su forma de escribir y como examinaba todo con una dualidad, con esto me refiero a que al describir algo lo hacía metafóricamente, pero a la vez podía ser muy literal. También considero que sus poemas llevan mensajes poderosos para la juventud y la sociedad en la que él vivió y que se pueden ajustar hasta nuestros días.
Siento una gran conexión con su poesía, ya que siempre hacia un contraste entre la vida rural de su infancia y la vida moderna en la que vivió de adulto. Yo desde niña he estado conectada con la vida rural, por lo que comprendo y me siento identificad sobre la forma de la hablaba de cosas simples y hermosas de la vida rural.
El poema está inspirado en las distintas etapas de vida del poeta y especialmente en su visión o corriente lárica, en este rescate de la vida de provincia, la vida sencilla y de barrio, del almacén de la conversación de esquina.
ENTRE HOJAS Y TRENES
(Entre la hermosa vida rural y los recuerdos, vive eternamente Jorge Teillier).
Bajo la intensa y constante lluvia del pueblo provinciano,
cuando las últimas hojas de otoño caían,
bajo el manto de estrellas que te vieron nacer:
cuando tus padres aun sufrían la muerte de Malita: afectando tu poesía tiempos después.
12 años y los primeros poemas florecían cual copihues
con historias sobre la feliz niñez y tropiezos que a todos nos hacen llorar
aquellas carreras por los bosques, y los jugueteos amorosos de la pubertad.
1953: un joven provinciano que a la capital se va a estudiar,
mas los colores de la tierra natal distintos son a los de la nueva realidad.
Junto a los amigos, olvidando la llegada del amanecer;
entre cervezas y filosofías
que en la vida bohemia de Santiago haz de aprender.
Y en la profunda soledad, cuando las calles evocan los ecos de conversaciones pasadas
y llegas a casa con el pecho presionado por la memoria
son los fieles animales los que abren un portal conectándote con lo que añoras.
El tiempo presiona y el tono grisáceo de la vida citadina
te hacen retirar hasta una aldea idílica:
“El Molino del Ingeniero”,
tú paraíso perdido, tú utopía personal,
donde no hay barraras entre vivos y muertos,
donde el tiempo no degrada las cosas,
donde todo es más simple:
Es entonces el alcohol el medio de escapada.
Pero en la tranquilidad del Molino
te sumerges en el lago de los recuerdos
solo para salir a observar la hipocresía del mundo exterior.
El país sufre, los amigos, mueren.
El tren llega a tú estación
te toma y te lleva a tu imaginaria realidad:
los ríos te bajan los párpados, los bosques te visten
y el viento que suavemente te libera
cuando otra hoja de otoño comienza a caer.