EL ORGULLO VALENTINIANO

Yo quisiera invitarlos a hacer un ejercicio de  imaginería.  Imaginemos que este es un barco, un enorme barco que navega por aguas calmas y viento a favor, pero que también enfrenta, ha enfrentado y enfrentará –como la vida misma- aguas turbulentas antes de llegar a puerto. Hoy estamos aquí complacidos, en un mar calmo, pero con las manos firmes en el timón, guiando a buen puerto a 292 estudiantes de la  generación 2015,  forjados bajo la impronta valentiniana.

Ustedes queridos estudiantes que mágicamente en pocos minutos se convertirán  en ex alumnos;  son los navegantes más importantes  de este -el más emblemático Liceo público- del Maule Sur.

Hoy- cobija a este barco imaginario-  un nuevo patio techado,  una obra   infraestructural que demoró 3 largos años en concretarse;  y es que a nosotros los que trabajamos en la educación pública nos cuesta tanto hacer cualquier cosa… por eso cualquier logro es y debe ser motivo de orgullo, y el orgullo es precisamente un sello  de la impronta valentiniana.

 Sabían  ustedes que históricamente, el orgullo se ha usado como sinónimo de   soberbia y por tanto considerado  casi un pecado capital.   Yo quiero desafiarlos hoy a que no teman al  orgullo,  como sentimiento de satisfacción hacia algo propio o  que se considera legítimo y  genuino.  Buscando el  origen latino de  la palabra, encontré que   la calificación de un acto  soberbio u orgulloso, es  sinónimo de óptimo, de calidad,   de bella factura y de perfección.

El orgullo también puede entenderse como la autoafirmación y reivindicación de lo que uno es y del grupo o colectivo al que se pertenece. En este sentido, quiero  referirme hoy al   orgullo valentiniano.

                   ¿De qué nos sentimos orgullosos?.

No solo de haber sobrepasado los 300 puntos en el SIMCE durante los últimos años y ubicarnos  en  primer  lugar a nivel  comunal entre 31 escuelas y 4 liceos municipales

Estamos orgullosos  de  que más del 90% de nuestros egresados siga una carrera en la educación superior en universidades, institutos profesionales o Centros de Formación técnica.

Pero no todo el tiempo el viento sopla a nuestra favor –como la vida misma- no?.   Y en esto cabe una duda razonable, una preocupación: ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo, que tipo de ciudadano estamos modelando?

Nuestro modelo de sociedad  creo que  confunde el asistencialismo con la equidad. Nuestro modelo de sociedad no valora en su justa dimensión el esfuerzo, el tezón.  En nuestro modelo de sociedad la distinción y el mérito  son considerados por algunos,  casi como valores amenazantes.

Lamentablemente desde la proa de nuestro barco estamos viendo, estamos oteando  porfiadas tentativas externas que intentan inútilmente, abatir la capacidad de triunfo de esta  comunidad valentiniana. Digo que son intentos inútiles  porque aquí está presente el peso de la historia, son 140 años de tradición que no se borran con porfiadas tentativas. Es por esto que estamos orgullosos de formar parte del liceo científico- humanista municipal más importante del Maule sur.

Queridos estudiantes, los felicito por  los  continuos y sostenidos  logros,  no restringido  al espacio estrictamente académico, ustedes nuestros estudiantes son  líderes destacados en áreas  artísticas, culturales y  deportivas.

Espero que ustedes encarnen la impronta valentiniana, espero que como valientes y hábiles navegantes, no acepten nunca en sus vidas,   la restrictiva sanción de limitar el vuelo de las ideas. El despotismo  ha caído una y otra vez por parte de aquellos  que han  pretendido   limitar el ejercicio pleno  de los atributos de la inteligencia.

 Desafortunadamente por el momento, casi  todos nuestros engranajes están condicionados a una miserable tuerca que no tiene otro papel  ni otra alternativa que girar alrededor de sí misma, es por eso que vemos como una oportunidad de seguir creciendo,  el proceso de  desmunicipalización, vemos en la desmunicipalización  esperanzas de mayor y verdadera autonomía.

Algunas voces, nos indican con el dedo, diciendo que nuestros éxitos obedecen a la selección de estudiantes.  Efectivamente este liceo  ha seleccionado durante décadas a sus estudiantes, basándose estrictamente en el mérito académico. Hoy día la reforma, aduciendo la defensa de la dignidad de las personas,  ofrece como alternativa a la selección de estudiantes una tómbola.   Nosotros nos preguntamos si acaso no es más digno respetar las trayectorias académicas de los estudiantes y premiar el esfuerzo de las familias a dejar que sea el azar, el  que decida el futuro de nuestros jóvenes.

 A las voces, que son indican con el dedo, diciendo que nuestros éxitos obedecen a la selección de estudiantes, les digo: Cuidado con emitir juicios erróneos y destructivos, no siempre la ecuación buenos estudiantes, buenos profesores aseguran buenos resultados; los estudiantes son una variable más de esta compleja ecuación; se requiere algo más,  y esa clave,  cada comunidad educativa debe encontrarla y perfeccionarla.

 

El  Liceo, proseguirá en la búsqueda de la   Excelencia en todos sus procesos. Sabemos que somos la única  oportunidad para muchas familias de la comuna y sus alrededores.  Nuestra  intención es entregar una educación de calidad, tan buena como la que ofrecen los mejores colegios  del país.

Mantener y  mejorar   los  resultados académicos es una meta estratégica porque estamos convencidos que la gran mayoría de nuestros (as) estudiantes  quiere,   puede  y debe ingresar a la educación superior, único motor de movilidad social.  Cada uno de ustedes es  Una flecha lanzada al futuro” en  nuestro incansable bregar educativo.

                                             Ya para terminar …

 Somos y continuaremos siendo un liceo de alta exigencia, donde la disciplina es la expresión del respeto,  porque sin disciplina, sin un método nadie puede aprender nada, porque  creemos que el talento humano no se agota y  es  ilimitado, pero requiere rigor y una  guía dulce, pero firme.

 Buscamos modelar ciudadanos para el mundo, esto es  personas conscientes, abiertas a la experiencia del cambio, flexibles, cuyas fortalezas residan en las habilidades blandas: Resiliente –capaz de reinventarse- empático social, alto sentido ético y sensibilidad multicultural, entre otros atributos exigibles para pararse en el mundo moderno.

Estar esta tarde aquí cerrando este círculo, de este primer trozo de unas vidas en ciernes,   no sería posible, sin la suma de cientos de  voluntades: Las autoridades, los estudiantes y sus familias,  los profesores, directivos y asistentes,  actores claves de este asombroso proceso de excelencia, el areté, que todos integramos  es un círculo virtuoso.

Jóvenes valentinianos – los invito a que-  sigan navegando con decisión y coraje, sea actores, no espectadores, quédense al centro de la vida, jamás al margen,  no teman y no descansen en  la búsqueda incansable de la  perfección,  la belleza, la excelencia en cada    acto de sus vidas. Recuerden que aquí tienen un puerto seguro cuando la tempestad rompa sus velas.

Gracias

LINARES, diciembre de 2015