Liderazgo colaborativo: Hacer que las cosas sucedan

El liceo que dirijo hace 4 años ha experimentados cambios sustanciales en la forma y en fondo de hacer las cosas. Decimos que nuestros esfuerzos deben enfocarse en hacer que las cosas sucedan. Planificación estratégica, metas instituciones, objetivos que como una forma de no olvidar los asocié con la palabra crema.

Con tiempo de vencimiento
Rrealistas
Específicos
Medibles
Alcanzables

En mi experiencia en cargos técnicos y directivos, he visto con demasiada frecuencia objetivos (Sin crema) o mal formulados y por tanto metas poco coherentes dentro la planificación estratégica. Un objetivo es un sueño, un proyecto que necesariamente debe inscribirse en el tiempo, a corto plazo (máximo un año) o largo placista (Entre 3 a 5 años para su consolidación).

Si bien, un proyecto nace de una ideación, en una conversación, producto de suplir una necesidad equis, tal vez, producto de una lluvia de ideas en un equipo de trabajo, también requieren una fuerte dosis de realidad, o sea anclados a un contexto, a una posibilidad, aunque sea remota, pero con un mediano porcentaje de factibilidad.
Entre mayor claridad exista entre la intención a lograr y la especificidad del objetivo a lograr, mayor nivel de éxito en su consecución. Es demasiado habitual, encontrar en los planes de trabajo o Proyectos de mejoramiento educativo con objetivos excesivamente amplios. Esto provoca que se “pierda” de vista la intención real, gastando esfuerzos en acciones sin sentido.

Cuando no es posible medir el impacto que el logro de un objetivo ha tenido en la consecución de una meta, se dice, que todos los esfuerzos previos, han sido en vano. Este impacto puede y debe medirse en la dimensión cuali o cuantitativa, única forma de tener mapeo o un seguimiento real a la planificación estratégica.

No sacamos nada con tirar piedras a la luna, nunca la alcanzaremos, o intentar convertirse en atleta de élite a una edad avanzada o sin poseer las competencias psicofísicas esenciales, estas analogías pueden servir si intentamos explicar que los objetivos trazados deben ser realistas y alcanzables.

Dicho esto, retomo la idea central que se vincula con el trabajo colaborativo, las características personales del líder y la cultura institucional. En los establecimientos escolares, la colaboración no sólo se entiende como una forma de trabajo en torno a objetivos y metas comunes, sino que está orientada al logro de aprendizajes comunes que beneficien a todos los actores involucrados en el sistema. Y para esto se requiere de un liderazgo que lleve a la comunidad escolar a un espacio propicio para esta acción.

Al revisar la literatura, encontramos algunas características distintivas asociadas a un buen liderazgo escolar que busca colaborar. La colaboración siempre es un desafío. Es por esto que la persona que lidera este proceso debe cumplir con ciertas competencias para el trabajo coordinado entre los actores de la comunidad escolar por un objetivo en común, llegue a buen puerto.

¿Qué características tiene este líder?

“Básicamente lo que hace un líder es marcar un norte, sabe dónde hay que llegar, cómo y cuándo. Este trabajo tan importante no lo puede hacer solo, necesita del trabajo colaborativo con otros”, sostiene Patricio Jascura, director de Mejoramiento e Innovación Escolar del Centro de Innovación en Educación de Fundación Chile.

El liderazgo es una de las piezas claves en la promoción del trabajo colaborativo, pero no cualquier estilo de liderazgo es propicio para este fin, por lo que debe enfocarse en reunir al menos 4 características vinculadas con la cultura institucional y la personalidad del líder:

1. El liderazgo como un proceso de influencia: En ciertas ocasiones, los líderes deben influenciar los pensamientos y el actual del resto. Así establecen ciertas condiciones que les permite ser efectivos.

2. El liderazgo es contingente, contextual y situado: El liderazgo no puede olvidar las características de la organización a la que pertenece, cuáles son sus metas y quiénes son los individuos que la componen.

3. El liderazgo implica un propósito y una dirección: Los líderes no sólo se aseguran que su equipo y las acciones vayan dirigidas hacia el mismo propósito, sino que todo esté ligado con el aprendizaje de los estudiantes.

4. Un liderazgo efectivo es distribuido y compartido: El liderazgo distribuido no depende de una heroína o de “líder héroe”, -el director/a, es sino que cuenta con altos niveles de participación, permitiendo la continua creación de conocimiento y desarrollo de la capacidad adaptativa en las organizaciones, lo que tiene mayor efecto en el aprendizaje de los estudiantes anhelo que todos los educadores perseguimos insistentemente, desencadenar aprendizajes de calidad en nuestros estudiantes, y por tanto, este anhelo es solo posible haciendo que las cosas sucedan.

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